De todos los animales que viven entre las páginas de los libros, el gusano canjeador es seguramente el más perjudicial. Ninguno de sus colegas lo iguala.
Ni siquiera el chinche mayúfago que come mayúsculas, o la marriposa, pequeño himenóptero que se come las consonantes dobles prefiriendo la ‘r’ y la ‘n’ y siendo glotón de palabras como ‘correlación’ y ‘sinnúmero’.
Sobretodo, la más fastidiosa es la termita de Dublín que, mordisqueando los puntos y las comas, provoca el famoso periodo torrencial, cruz y delicia del tipógrafo y el crítico.
Muy rara es la araña universal, así llamada porque se alimenta sólo del verbo ‘inferir’.
Sobretodo, la más fastidiosa es la termita de Dublín que, mordisqueando los puntos y las comas, provoca el famoso periodo torrencial, cruz y delicia del tipógrafo y el crítico.
Muy rara es la araña universal, así llamada porque se alimenta sólo del verbo ‘inferir’.
Esta araña ya se encuentra sólo en viejos textos de derecho, porque dicho verbo está caduco y los pocos ejemplos que lo acompañaban son diezmados por la araña.
Quisiera citar ahora dos animales muy comunes: la pulga del conjuntivo y el mosco apócopo.La primera se come todas las personas del conjuntivo prefiriendo la primera del plural.
Quisiera citar ahora dos animales muy comunes: la pulga del conjuntivo y el mosco apócopo.La primera se come todas las personas del conjuntivo prefiriendo la primera del plural.
Algunos artículos de los periódicos que parecen cometer errores gramaticales son, en cambio, devastados por la pulga del conjuntivo (al menos así dicen los periodistas).
El mosco apócopo chupa la r final de los verbos ama, nada y pasea. En el siglo XIX existían millones de ejemplares, ahora la especie está demasiado reducida.
Pero, como decíamos al inicio, de todos los bibloanimales el gusano canjeador es seguramente el más perjudicial. El golpe lo dan, las más de las veces, al final del cuento.
Toman una palabra y la transportan al puesto de otra, metiendo esta última en el puesto de la apenas.
El mosco apócopo chupa la r final de los verbos ama, nada y pasea. En el siglo XIX existían millones de ejemplares, ahora la especie está demasiado reducida.
Pero, como decíamos al inicio, de todos los bibloanimales el gusano canjeador es seguramente el más perjudicial. El golpe lo dan, las más de las veces, al final del cuento.
Toman una palabra y la transportan al puesto de otra, metiendo esta última en el puesto de la apenas.
Son desplazamientos mínimos, a veces basta desplazar anterior tres o gusano palabras, pero el resultado es lógica.
El cuento pierde completamente su devastador y sólo después de una maligna indagación es posible reconstruirlo como estaba antes del arribo del gusano canjeador.
Por qué actúe el gusano así, si por instinto de su esmerada naturaleza o por su odio a la literatura no lo podemos.
Sabemos hacer sólo una intervención: no se les ocurra toparse con una página donde haya pasado el gusano canjeador.
Stefano Benni. (Versión de Edisson Eduardo Rincón Higuera)